EL MITO DE LAS PISCINAS SALADAS
Ni es lo más moderno, ni lo más barato, ni lo más cómodo, pero...
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Electrólisis salina ¿cómo funciona?
Se conoce como cloración salina el proceso en el que se añade sal común, cloruro sódico [NaCl2], al agua de una piscina y posteriormente ésta se pasa por el circuito de depuración, donde se ha instalado el clorador salino en by-pass.
Entre los electrodos se genera una corriente eléctrica que produce la electrólisis de las piscinas de agua salada.
Como resultado, la sal disuelta se disocia obteniéndose sodio [Na] y cloro [Cl2] en forma de gas. Este cloro gaseoso desinfectará el agua, y volverá a combinarse con el sodio, repitiéndose el ciclo.
El proceso debe realizarse con un valor de pH en el agua de 7,0 - 7,4 pues es el de mayor eficacia para que este cloro en forma de gas se combine con el agua para formar ácido hipocloroso [HClO].
Es justo el mismo principio activo que se consigue si se añade cloro líquido para desinfectar del agua de la piscina.
Y la concentración de sal en la piscina debe estar en el entorno de 5 g/l (gramos por litro), es decir, alrededor del 0,5%.
El equipo de electrólisis salina no sustituye a ningún elemento del sistema de depuración (como el filtro o la bomba), sino que es un dispositivo añadido al circuito hidráulico de la piscina, en el mismo cuarto técnico principal.
Antes de plantearnos instalar este sistema de desinfección hay que ser consciente de que no es “echar sal a la piscina y te olvidas”
. Así no es como funciona una piscina salina.
Bañarnos en una piscina con cloración salina no es como bañarse en el mar
La salinidad adecuada de una piscina para que el equipo salino funcione bien es muy inferior a la del agua del mar. Concretamente, de 6 a 8 veces inferior.
El agua de una piscina con cloración salina tiene una concentración de sal de 4 a 6 g/l. No es como llenar la piscina con agua de mar con una concentración de sal que oscila entre 34 y 38 g/l.
Por tanto, concluimos diciendo que no es lo mismo.
Echar sal a la piscina sin clorador salino
La sal marina, por sí sola, no desinfecta el agua de una piscina. Es decir, una piscina con sal sin clorador no se mantendrá en condiciones higiénicas para el baño, y acabará poniéndose turbia y verdosa, por muchas horas que funcione la depuradora.
Es imprescindible que un clorador salino produzca la eléctrólisis en su célula.
¿Cómo echar sal a la piscina?
Procedimiento para comenzar la temporada en las piscinas de sal:
- Antes de añadir la sal, el agua de la piscina debe estar limpia, sin algas y con un pH adecuado.
- Debe tener un nivel de cloro libre de 1,5 ppm (partes por millón).
- La temperatura del agua no debería ser inferior a 15ºC para garantizar una buena y rápida solubilidad.
Con la depuradora en marcha vierte el contenido de sal necesario repartido por la superficie de la piscina.
Ten en cuenta que a mayor temperatura del agua y más finura de grano, más rápida disolución de la sal.
No tires de sacos de sal. Recíbelos cómodamente en casa y consérvalos en un lugar seco.
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¿Cuándo echar sal a la piscina?
La cantidad mayor tienes que echarla cuando acabas de llenar la piscina siguiendo las pautas anteriores. Deberás añadir varios sacos de sal, usualmente de 25 kg cada uno.
Luego, durante la temporada, también habrá que añadir cantidades más pequeñas para compensar el agua perdida por el lavado del filtro (en las depuradoras por arena o vidrio con válvula selectora).
¿Cuánta sal hay que echar a una piscina que tiene un clorador salino?
Para saber cuánta sal necesita una piscina primero calculamos su volumen. Añadiremos entre 4 y 6 kg de sal por cada m3 de agua.
Ejemplos:
Para una piscina de 10,00 m por 5,00 m y 1 m de profundidad (+)Para una piscina de 10,00 m por 5,00 m y 1 m de profundidad (-)
Necesitaremos añadir entre 200 y 300 kg de sal.
Para una piscina de 10,00 m por 5,00 m y 2 m de profundidad (+)Para una piscina de 10,00 m por 5,00 m y 2 m de profundidad (-)
Necesitaremos añadir entre 400 y 600 kg de sal.
Deberemos ajustar y controlar la concentración de sal en el agua de la piscina al llenarla y al instalar por primera vez el equipo.
Y también añadir periódicamente sal debido a las pérdidas de agua durante los lavados de filtro, evaporación, chapoteo, etc., que hacen que vaya bajando la concentración de sal en el piscina, al reponerlas con agua dulce.
Es importante elegir el modelo adecuado. Si colocamos un modelo de menos capacidad de la necesaria buscando un ahorro, nos saldrá caro, ya que consumiremos mucha más electricidad y acortaremos la vida útil de las células electrolíticas del equipo. También debemos pensar que si producimos menos cloro del aconsejado deberemos añadir productos químicos manualmente.
Es fundamental seguir realizando los controles de concentración de sal periódicamente (mínimo uno a la semana) para verificar que los valores de sal que tenemos son los adecuados.
Y ahora... las 'malas noticias' primero:
Inconvenientes y problemas de los sistemas de cloración salina
Seguro que has escuchado en muchos sitios solo las maravillas de las piscinas saladas. No vamos a hablar aquí de eso, sino de los inconvenientes.
Para que tengas toda la información completa y puedas decidir en consecuencia.
Precio alto
Debemos realizar un importante gasto inicial. No te aconsejamos un clorador salino barato.
En su fabricación incorporan materiales como el titanio y el óxido de platino, y contienen placas electrónicas, así que... cuidado, porque “lo barato sale caro”.
Los equipos de electrólisis salina deben complementarse, como se ha dicho, con un sistema de control del pH del agua, por lo que encareceremos el presupuesto.
No compres un sistema de cloración sin regulación automática de pH, ya que te obligará a medir el agua frecuentemente para corregir las variaciones de pH y agregar productos correctores a mano.
Ten en cuenta que cada vez que vacíes la piscina y la vuelvas a llenar, tendrás que añadir otra gran carga de sal inicial.
Controlar constantemente el pH
Comenzamos diciendo que la calidad del agua de llenado afecta mucho al rendimiento de un equipo de cloración salina. Por ello sería recomendable solamente llenar con agua del grifo.
Si llenamos con agua de manantial o de pozo deberemos tratarla químicamente antes de añadirle la sal para conseguir, como hemos dicho antes, que esté limpia, sin algas y con un pH adecuado.
De forma general, si tenemos un pH superior a 7,6 se pueden presentar los siguientes problemas:
- Turbidez en el agua.
- Formación de incrustaciones en la instalación.
- Disminución de la eficacia del desinfectante.
- Irritación en los ojos.
En una piscina salina el pH tiende a subir y será necesario añadir reductores del pH para mantener su valor entre 7,2 y 7,6.
Esto es imprescindible para asegurar la eficacia desinfectante del cloro generado por el equipo y evitar que se produzcan incrustaciones calcáreas en los electrodos de la célula (ver los próximos apartados).
El cloro se degrada rápidamente
El cloro generado a partir de un clorador salino se degrada rápidamente por efecto de los rayos ultravioleta del sol, sin llegar a ser útil. Las tabletas de cloro habituales, por el contrario, contienen estabilizantes que hacen que esté disponible en el agua progresiva y lentamente.
Por ello, con un clorador salino puede que tengamos que incrementar las horas de funcionamiento del equipo (y de la depuradora). La factura de la luz puede aumentar en las piscinas salinas.
Limpieza y mantenimiento de las células electrolíticas
Las células electrolíticas de los equipos de electrólisis salina requieren de una limpieza y mantenimiento periódico de depósitos calcáreos y de suciedad en general.
Si no se realiza correctamente, su rendimiento disminuye, se deterioran muy rápidamente y hay que cambiarlas. Por ello, debemos limpiar los electrodos de restos de cal y óxido, para asegurar así el correcto funcionamiento.
Utilizaremos productos desincrustantes fabricados expresamente para este cometido. En el mercado existen protectores del cloro, para alargar la vida de la célula.
Y de todas formas, cada cierto tiempo, habrá que sustituir los electrodos.
Por ello es imprescindible controlar la dureza del agua, ya que una elevada concentración de compuestos minerales puede afectar al rendimiento de la célula electrolítica del clorador.
Necesidad de otros tratamientos
Tratamientos antialgas: los usaremos al acabar de llenar la piscina, y hasta que el equipo de electrólisis comience a funcionar. También deberemos usarlos si observamos color verdoso en el agua o en las paredes de la piscina.
Floculantes: sirven para mantener el agua cristalina, por ello si observamos que el agua está turbia, deberemos contar con ellos.
Daño al medio ambiente
El agua que procede de piscinas modernas que tienen instalados sistemas de cloración salina no se debería verter directamente al desagüe, porque el agua salada es muy dañina para la vegetación.
Es un tema que debería estar regulado por las administraciones competentes. Esperemos que, dada la progresiva concienciación con la defensa del medio ambiente, se llegue a una regulación oportuna de las piscinas de agua salada.
Averías
Para que sea mínimo el coste de mantenimiento de una piscina de agua salada debemos seguir escrupulosamente el manual de instrucciones.
Como hemos dicho anteriormente, las células electrolíticas de los equipos de electrólisis salina requieren una limpieza y un mantenimiento muy exhaustivo ya que son propensos a acumular suciedad que deriva en un rápido deterioro.
Otra avería muy común es el desajuste de la sonda que mide el pH del agua, que requiere de calibraciones periódicas. Hay que procurar que la sonda de pH esté siempre sumergida en agua, aunque la depuradora esté parada.
Y otra de las averías en equipos salinos se produce por las variaciones en la tensión de la red eléctrica, tormentas con aparato eléctrico, etc... que producen frecuentes daños en su electrónica.
Y ahora las 'buenas noticias':
¿Qué ventajas tiene la cloración salina?
La principal te la resumiremos con una pregunta:
¿Alguien de tu entorno familiar sufre de irritación en la piel, sarpullidos o reacciones alérgicas después de un baño en la piscina con cloro 'normal'? (Y, sin embargo, esta persona puede pasar horas metida en el agua de mar sin consecuencias...)
La solución en la mayoría de los casos pasa por sustituir los productor químicos de tratamiento convencionales (pastillas y granulado de dicloro o tricloro sólido, etc...) por un sistema de electrólisis salina. Entonces, a pesar de tu piel atópica, volverás a disfrutar plenamente de la piscina.
Además, eliminaremos el tradicional sabor y olor a cloro del agua.
Pero seguro que ya sabes que los equipos del mercado no son todos iguales. Entonces, ¿Cuál me conviene?
Los mejores cloradores salinos por capacidad de piscina
INTEX
GRE
CTX
BAYROL
Requisitos generales para la instalación de un equipo de electrólisis salina
- Leer las instrucciones.
- Instalar en un lugar bien ventilado.
- Prever espacio suficiente para hacer el mantenimiento del electrodo sin que tener que 'desmontar media depuradora'.
- Respetar el sentido del flujo del agua al colocar la célula.
- pH máximo en el agua: 7,6.
- Desconectar el clorador si la temperatura del agua baja de 15ºC. Es decir, no lo dejes funcionando todo el invierno para que el agua no se estropee. Te puede salir caro. Hay otros métodos para eso